Emlan (aka Arnau Moreno) nació en el 96 a caballo entre dos generaciones: la millenial y la zeta. A finales de los 90 era un bebé. Y, sin embargo, se puede intuir que «Basket Case» de Green Day (1994), el disco «Americana» de The Offspring (1998), incluso «All The Small Things» de Blink-182 (2000) o la irrupción de Avril Lavigne en 2002 le influenciaron de lleno. Algo se quedó en su memoria musical y está volviendo a salir de nuevo, años después.
Lo recuerdo ambicioso y seguro de su proyecto musical desde su adolescencia, con una disciplina y una diligencia poco habitual a esa edad. Debía rondar los 15 o los 16 y ya grababa discos y hacía covers. Aparecía en todos los conciertos de rock y música mestiza (para aprender y analizar, probablemente), y todos pensábamos: «si este chico sigue por este camino, en unos años nos jubila a todos». Y parece que ha llegado su momento.
Hace dos años lo incorporamos como backliner en La Pegatina y recuerdo que él andaba en el bus de gira produciendo música. Era lo que había estudiado hacía unos años. Me dejó escuchar «La idea brutal», su primera canción como productor profesional, y me encantó. Le propuse una unión para enviar temas a otros artistas. Probablemente es lo que en aquel momento necesitaba para volver a motivarse con la creación y visualizar su carrera de nuevo. Creamos unos cuantos hits para otros. También hizo, por su cuenta, algunos temas para el primer disco de Miki Nuñez, al que yo le presenté, y acabaron colaborando en «Tira de la manta». Decidió irse a Nueva York a grabar el videoclip. Si se va a tope, se va a tope.
Algunos meses más tarde, le surgió la oportunidad de tener su propio estudio y, tras el alúd de proyectos que le entraron, decidió dejarnos como backliner y dedicarse a ello plenamente. Nos llamó a cada uno de los músicos pegatinos para pedirnos disculpas por irse. Y nosotros, lógicamente, pues contentos de que desarrollara su potencial de una vez.
Ya estaba listo: tenía el conocimiento de producción musical necesario, el talento para tocar casi todos los instrumentos, capacidad de trabajo ilimitada, creatividad sin límites y un lugar donde cocinarlo todo.
Con la pandemia, se puso a hacer cada día una canción con temas de actualidad o ideas que la gente le proponía y así empezó a crecer como la espuma en Tiktok, con 800K seguidores en pocas semanas. Seguía con su disciplina, con su cuidado por la imagen y también con su estilo el que había ido definiendo durante años, un pop-rock muy «fresh» (palabra que utiliza mucho Arnau) de color turquesa, amarillo y negro.
«Antes hacía canciones más enfocadas en gustar a la gente, ahora estoy centrado en que me gusten a mí». Eso me ha dicho hace un rato sobre el disco. Su primer álbum, del que todos sus amigos estamos orgullosos. En él, colaboran colegas en común: Arnau Griso, Paul Alone y Vicco. Todo queda en casa, pero la mirada está puesta muy lejos de aquí. ¡A romper el universo!
Texto: Adrià Salas (cantante de La Pegatina)