D'DONNIER

D’Donnier coquetea como un niño con registros y fórmulas, con un afán lúdico tan atractivo como contagioso. Los diferentes cortes basculan entre el pop confesional de sonrisa perenne y y el cabaret disco con cachivaches, como si a Jonathan Richman le diera por hacer un directo en el escaparate de un Imaginarium. Una delicia de principio a fin. Sobre el escenario, D’Donnier se ayuda de un pedal loop simple, dos sintetizadores Korg Volca y su atractiva Gretsch electroacústica para recrear en directo la propuesta dinámica y personal que transmiten sus trabajos de estudio, creando universos sonoros que invitan al baile, encandilando y conectando con el público. Tras demostrar con creces su facilidad para caldear la pista de baile como D.Donnier & His Bones (2008-2019), combo que hacía una fusión sin prejuicios, el francés afincado en Córdoba se aleja del folk intimista y se suelta esa melena canosa para tomar de nuevo su nombre de soltero, D'Donnier, y saltar a la pista de baile. En sus dos últimos trabajos nos muestra un folk-pop tan juguetón como adictivo, con canciones que hacen mover tus pies de inmediato y ya no te sueltan hasta el último acorde. El resultado final puede presumir de una frescura tan contagiosa como la de los primeros trabajos de Herman Düne, o en algunos momentos uno pueda cerrar los ojos e imaginarse a Jonathan Richman entregado al cabaret disco. Sea como fuere, "Cocktails & Dreams Vol.1 y Vol.2" son un alarde de naturalidad en tiempos de algoritmos y un fantástico catálogo de maniobras pop en la luminosidad.